7 julio, 2021
El impacto del Covid-19 sobre el sector europeo de la construcción en 2020 ha sido sustancial (-7,8%) pero no tan extremo como se temía durante la primera mitad del año pasado.
El ritmo de trabajo del sector europeo de la construcción se ha recuperado con celeridad, aunque no parece haberse recuperado la confianza, muy perjudicada tras un primer semestre de 2021 lleno de obstáculos. A pesar de todo, el segmento continúa aspirando a una recuperación en “V” que le permitiría llegar al 2022 prácticamente con los mismos niveles de producción del 2019.
La expresión “volver a los niveles del 2019” se ha convertido en un sinónimo de “volver a la normalidad”. Sin embargo, en el caso concreto de la construcción el 2019 fue un año por encima de la normalidad. De hecho, hay que remontarse una década atrás, durante el boom inmobiliario, para encontrar niveles de producción superiores a los de dicho año. Esto hace que aspirar a recuperar las cifras de 2019 sea un objetivo realmente ambicioso.
Informe Euroconstruct
De acuerdo con el último informe Euroconstruct, 10 países de los 19 analizados todavía no habrán completado la “V” en 2022. Algunos mercados clave como Alemania y lo Reino Unido formarán parte del grupo de rezagados, aunque solo se quedarán a un 1,5% de conseguirlo. La distancia es mayor en los casos más negativos, entre el 5% y el 6% para España, Irlanda y Hungría. Aun así, ninguno de estos queda excluido de la recuperación, sino que sencillamente necesitarán más tiempo.
Vivienda nueva e ingeniería civil
Uno de los indicadores que demuestran que estamos ante una crisis de naturaleza muy diferente a la de 2008 es que no se esperan cambios en la hoja de ruta por subsectores. En otras palabras, los subsectores que eran fuertes antes de la pandemia continuarán siendo los que seguirán impulsando al sector en los próximos años. Así pues, en Europa las mejores expectativas seguirán depositadas en la vivienda de planta nueva y en la ingeniería civil.
Antes de la llegada del Covid-19 la edificación residencial era la protagonista del sector en Europa. Aunque su crecimiento se estaba desacelerando, no dejaba de ser una consecuencia lógica de haber alcanzado un nivel particularmente alto. De hecho, algunos países incluso esperaban con cierta ansiedad esta ralentización, porque temían que el mercado se sobrecalentara si el crecimiento se prolongaba más tiempo.
Evitando un cambio de ciclo
Si la vivienda nueva ya presentaba una tendencia latente hacia la desaceleración, habría que preguntarse si la crisis causada por el Covid-19 podría acabar precipitando este cambio de ciclo. De momento, estos temores no se materializan y la vivienda europea se ve capaz de prolongar la tendencia positiva de finales de la década. El crecimiento previsto no será intenso (+3,4% de media entre 2021 y 2023) pero permitirá que la producción de 2023 roce los niveles de 2019.
Antes de la pandemia se esperaba que la ingeniería civil entrara en una fase de mayor crecimiento que permitiría compensar la caída en el segmento de la vivienda de nueva planta. El comportamiento del sector durante 2020, relativamente bueno, permite pensar que este escenario continúa siendo verosímil.
En efecto, a escala europea la construcción de infraestructuras ha sufrido la caída de producción menos acusada del sector (-3,8%) gracias a la inercia que le proporcionan los proyectos de gran envergadura y a la mejora en la cartera de pedidos antes de que apareciera el coronavirus. La previsión para este año y para el siguiente (+4,7% anual de media) es mejor que la de la vivienda, reflejo de la evidente voluntad pública, estatal y comunitaria, de intentar suavizar el impacto de la crisis mediante inversión en infraestructuras.
España recupera terreno
En España la crisis surgida a raíz del Covid-19 tiene también unas características diferentes a las anteriores. Esta vez, el mercado español de la construcción no parece diferenciarse del patrón europeo: el sector se ha recuperado con rapidez de la caída que provocaron el confinamiento y las posteriores restricciones. De hecho, la caída de producción en 2020 ha quedado limitada a un -12,5%; una cifra superior a la media europea que, sin embargo, no abre una brecha insalvable.
Estas cifras no significan que la recuperación sea fácil. España parte en desventaja debido a su comprometida situación macroeconómica. Nuestros vecinos de la UE han sufrido un impacto menos severo en sus economías y la mayoría se ven capaces de remontar por sus propios medios. En nuestro caso, requeriremos ayuda: los fondos europeos de recuperación.
Fondos europeos de recuperación
Todavía hay muchas incógnitas sobre cómo afectará el Plan de Recuperación sobre el sector construcción. Sin embargo, todo apunta a una pequeña afectación sobre la edificación de nueva planta, y a un impulso extra para la rehabilitación y para la ingeniería civil.
En Europa, los subsectores que se mostraban fuertes antes de la crisis han sido también los que han salido menos perjudicados de ella. Si aplicamos esta norma al caso de España, cabe esperar un buen comportamiento en el segmento de la edificación de nueva planta. La epidemia sorprendió tanto la rehabilitación como la ingeniería civil con ritmos bajos de crecimiento, de forma que se lo juegan todo a la carta de los fondos europeos.
Vivienda de nueva planta
La construcción residencial está viviendo un momento de realidades encontradas. Por un lado, hay una tranquilidad relativa porque no se han cancelado proyectos, el stock no preocupa y el sector está menos endeudado que en la crisis anterior. Esto hace que los promotores se sientan capaces de soportar una ralentización de las ventas. Por otro lado, el ritmo de nuevos proyectos se está resintiendo y, aunque se confía en que sea solo un bache temporal, no está claro con qué tipo de demanda se podrá contar en los próximos años.
Si la demanda convencional se refuerza con un poco de demanda inversora, es posible que el mercado se contraiga todavía más en las ciudades capaces de crear ocupación. Mientras que en el resto del país hay riesgo de que se cronifique el estancamiento. Por lo tanto, si a medio plazo solo podemos contar con el impulso que proporcionen unos cuantos nichos selectos del mercado, es poco razonable esperar crecimientos por encima del 3,5% para 2022 y 2023. Aun así, este porcentaje ya sería suficiente para que la producción se aproxime de nuevo a los niveles previos a la pandemia.
Ingeniería civil
En el mercado de la ingeniería civil hay preocupación por si se podrá recuperar la cartera de pedidos a medida que se entrega la obra contratada. Y es que no se prevén muchos encargos de obra pública después de los mínimos niveles de licitación y contratación de 2020. Es posible que los fondos europeos hayan contribuido indirectamente a este episodio de parálisis; puesto que algunas administraciones han presentado proyectos para optar a las ayudas Next Generation y se han mantenido a la espera del veredicto. Más allá de este daño colateral, se espera que los fondos europeos de recuperación contribuyan, no tanto a propulsar a este mercado a un ciclo extraordinario, sino a sacarlo del estancamiento general de los últimos años.
El crecimiento previsto puede parecer potente (+6,5% media para 2021/22) pero hay que recordar que partimos de niveles objetivamente bajos. El impacto de los fondos europeos no será muy transversal, considerando que la mayor parte se destinará a la transición energética, mientras que las infraestructuras de transporte pueden quedar bastante al margen, exceptuando algunos proyectos ferroviarios.
Rehabilitación
Por su parte, la rehabilitación de edificios ha surfeado el 2020 con menos dificultades. Así, se podría concluir que llega a 2021 con una mayor fortaleza que la predispone mejor para aprovechar el impulso de las ayudas. Hasta cierto punto es cierto, si no fuera por un detalle importante: las ayudas están condicionadas al hecho de que se haga rehabilitación energética.
Hasta ahora la rehabilitación energética ha sido un nicho minoritario en el mercado español, donde predominan las intervenciones más superficiales que requieren menos inversión. Porque la llamada "ola de rehabilitación" materialice todo su potencial, se tendrá que implementar con suficiente inteligencia. Solo así se podrán vencer las reticencias de una demanda poco habituada y poco motivada a invertir en sostenibilidad. Esto representa todo un desafío, puesto que llega en un momento de estrecheces presupuestarias para las familias.
Para más información: https://itec.cat/
07.07.2021